DESDE MI CIELO

Como un pueblo culto, apacible, de paisajes infinitos, así recuerda Bernardo Hoyos a su natal Santa Rosa. Lugar donde dio sus primeros pasos, recitó sus primeras palabras, consiguió sus primeros amigos y donde descubrió su amor por la literatura que más adelante se convirtió en su mayor aliada y su más fiel compañía.

La Calle del Medio fue cómplice de sus primeras travesuras, La Real fue testigo de sus primeros años de escuela y finalmente La Calle Boyacá fue el rincón más especial para ver desde el corredor de su casa la intensa meseta y los delicados escenarios de un rosario de montañas que se perdía entre la inmensidad del horizonte.

Con un profundo sentimiento y trayendo al presente su inolvidable pasado, este hombre condecorado con el Nutabe de Oro 2006, recuerda las incansables caminatas por los alrededores del pueblo acompañado de su padre y el legado más preciado que pudo dejarle Luís Hoyos Arango: la admiración por la magia de los libros y la sensibilidad por la lectura.

De su madre Olivia Pérez de Hoyos recuerda su creatividad y sutileza para la modistería, además del exquisito gusto por la música clásica que despertó en él la pasión por la radio y el arte. El sonido de la máquina de coser, desde el taller de costura de su mamá, y las melodías de Beethoven y Mozart que sonaban en el equipo al que le había improvisado una antena para poder escuchar la BBC de Londres y Radio Nacional de Bogotá, deambulaban por los rincones fríos de las tardes santarrosanas.

Del baúl de los recuerdos, permanecen intactos los momentos dulces de su infancia en un pueblo de tradiciones culturales enmarcadas en la educación, la distinción y la belleza de su arquitectura. Grupos de intelectuales dedicados a interminables horas de lectura y reflexión; esculturas maravillosas como la de Pedro Justo Berrio. Viene a él la imagen de su padre contándole que esa escultura, que según dice es la estatua pública más hermosa que hay en Colombia, fue traída desde Paris por el maestro Marco Tobón Mejía en 1927 para conmemorar el centenario del nacimiento del santarrosano que gobernó a Antioquia.

En su memoria el Mono Gómez se mantiene presente, “un señor que tenía un almacén y traía muchas revistas. Como él había gente muy educada, especial, de mucha distinción. Recuerdo sobre todo a una señora que era muy amiga de mi mamá, Esther Tobón de Vásquez, ella era de Manizales y estaba casada con don Francisco Vásquez que era minero, vivían en una casa muy bella en la Calle del Medio, que tenía una biblioteca grandísima entonces me prestaba muchos libros, una señora de una gran finura y distinción. Murió en 1992 y le hice un homenaje en El Tiempo. Recuerdo también a Miguel Ángel Builes y no por su controvertidas opiniones sobre la política sino porque era un hombre especial, educado”.

Bernardo Hoyos nació en 1934, es el menor de cinco hermanos y vivió en Santa Rosa hasta los 15 años. Su época de estudiante transcurrió en el Liceo Municipal, donde conoció personajes que aun guarda en su memoria, como Darío Villa, Héctor Zapata y en especial al pintor Jorge Cárdenas, quien ha sido uno de sus mejores amigos y con quien ha compartido no solo la afinidad por el arte sino también un inmenso cariño nacido de sus años de infancia.

La ciudad de Medellín lo adoptó en sus años de universidad, la Pontificia Bolivariana le abrió las puertas a un estudiante amante de la lectura y de las leyes, además a un apasionado de la radio que más tarde se convirtió en la voz principal de la emisora de la Institución. Cuando finalizó su carrera de Derecho trabajó un año como juez, donde según sus propias palabras dedicó todo su tiempo al desempeño de sus tareas y a leer mucho, pues para este hombre intelectual y culto todos los libros tienen algo especial para enseñar.

Bogotá es la ciudad donde ha vivido la mayor parte de su vida, al lado de su esposa Constanza y su hijo Sebastián disfruta de su trabajo y de la felicidad y tranquilidad que significa el deber cumplido y la realización de sus sueños. Pese a las dificultad que a sus 32 años enfrentó mientras vivía en Londres al ser víctima del virus de Harada, que le desprendió la retina, se convirtió en uno de los hombres más reconocidos en el país por su sensibilidad hacia el arte, la cultura, la lectura y sobre todo por su calidad humana y sencillez.

Y aunque la Santa Rosa que él recuerda no es la misma que hoy lo recuerda a él, desde ahora el Nutabe de Oro acompañará en el anaquel de reconocimientos los cuatro premios Simón Bolívar y las condecoraciones otorgadas por Bélgica, Austria, Francia, Gran Bretaña y España.

Su voz se estremece cuando piensa en el momento en que pueda reencontrarse con su pueblo al cual no visita desde hace 12 años. Evoca con gran ilusión sus calles, su gente, sus paisajes, sus casas, su arquitectura y se siente orgulloso de haber nacido allí, de que su Santa Rosa natal le entregue una condecoración, que sin duda valora y acepta con gratitud y con profundo sentimiento.

Su trayectoria
Bernardo Hoyos es uno de los periodistas colombianos más reconocidos por una trayectoria que involucra cargos como: Director Cultural de RTI Televisión entre 1981 y 1991, Asesor cultural de Caracol Radio durante 9 años. A colaborado para medios nacionales e internacionales como el Servicio Latinoamericano de la BBC de Londres, El Tiempo, y las Revistas Diners y Credencial. En el momento Bernardo Hoyos es el Director de la emisora de la Universidad Tadeo Lozano y Director y presentador del programa Cine Arte que se presenta los viernes en el Canal Caracol.